Todo aquel que
haya dado clase en Turquía sabe que hay un curso en el que la motivación para estudiar español es nula o incluso peor: 8º. Esto se debe a que los alumnos
pasarán a la escuela secundaria y para ello tienen que hacer un examen con el
que, en base a los puntos que obtengan, podrán ir a un instituto o a otro,
mejor o peor. Por esta razón los alumnos, (y los padres) se centran únicamente en ese examen durante todo el curso, y todo lo que no entre en el mismo no
tiene importancia. Obviamente, español no es una de las asignaturas que se evalúa
en él y por esta razón muchos niños, (en muchos casos respaldados por sus
padres), le quitan importancia a esta asignatura hasta el punto de que muchos
centros deciden no impartir español ese año a cambio de usar más horas para otras
asignaturas más “importantes.”
Durante este año,
que no he trabajado, no he parado de pensar qué podría hacer el año que viene,
cuando vuelva a incorporarme, para que el curso de español, que los niños
tienen obligatoriamente, se volviese algo más ameno tanto para ellos como para
mí, y de la misma manera he estado buscando cómo conseguir que los alumnos
hagan sus deberes (los cuales son obligatorios enviar y hacer, generandonos muchos
problemas) e intentar conseguir que no dejen español de lado.
Justamente muchas
de las ideas que he ido pensando este tiempo las he visto reflejadas en el artículo El uso de blogs, wikis y redes sociales en
la enseñanza de lenguas, de Juan Carlos Araujo Portugal, que hemos leido recientemente para el máster que estoy haciendo.
Para empezar,
quiero decir que estoy de acuerdo en que nuestras clases necesitan una
actualización. Son muchos los profesores que consideran que usan las nuevas
tecnologías solo por abrir un PowerPoint
en la clase o por usar el servicio digital que proponen los manuales. No
obstante, yo creo que para llevar realmente las nuevas tecnologías a nuestras
clases tenemos que hacer otro tipo de cosas. Sobre todo con adolescentes, como
es el caso de esta entrada, los cuales “nos dan mil vueltas” en lo que a
tecnología se refiere.
Creo que el autor
da en el clavo cuando dice que el mayor problema que tenemos en el aula son los
ejercicios de expresión escrita. Hacerlos en clase muchas veces consume mucho
tiempo del que a veces no disponemos, porque, además, las clases son a veces
muy cortas; mandarlos a casa como deberes es a veces un sin sentido porque no
pueden o quieren hacerlos, aunque el momento de reflexión y revisión para
realizar sus textos sería mucho mayor; además hacer este tipo de ejercicio de
manera colaborativa está demostrado que da mucho mejor resultado porque los
alumnos, al apoyarse unos a otros, son más conscientes de sus propios errores y
no sienten la presión del profesor corrigiéndoles; asimismo la motivación que
tienen los alumnos al saber que van a ser leídos por otros es mayor, y genera
en ellos el reto de escribir mejor ya que quieren ser entendidos.
Teniendo en
cuenta estas dificultades he reflexionado sobre las posibilidades que propone
el autor, considerándolas como una posibilidad o no para esta clase en concreto:
Blogs
Ya llevaba un tiempo dándole vueltas a esta idea, de, por ejemplo, proponer
a mis alumnos un tema en mi propio blog y que ellos tuviesen que escribir sus
textos en forma de comentarios, o proponerles en clase el tema y que ellos
tuviesen que generar una entrada en su propio blog, dependiendo de la longitud
del texto. Esta idea cuenta con la ventaja de que los alumnos podrían trabajar
con libertad en sus casas, sabiendo que los textos serán leídos públicamente lo
cual puede proporcionarles una mayor motivación. Además ayudaría enormemente a
los alumnos a ser más autónomos y a darse cuenta, como dice el autor, de que el
aprendizaje puede darse en cualquier circunstancia y reflexionen más a menudo
sobre el mismo.
He de reconocer que yo no había pensado en lo que el autor menciona como el
principal problema de los blogs, la retroalimentación.
Obviamente no podemos corregir directamente todos sus comentarios, más allá
de que la herramienta no lo permita, al ser un espacio tan público pueden
sentirse atacados. La solución que se me ocurre, pero que implica mucho trabajo
para nosotros como profesores es imprimir cada uno de esos mensajes para
corregirlos. Ahora mismo se me ocurre que como actividad de corrección entre
iguales podrían imprimirse todos los textos por separado y sin nombres, y
entregarlos a diferentes alumnos para su corrección. Además, para hacerlo más
lúdico, podemos darles a los alumnos los textos y que intenten adivinar a quién
pertenecen. Parece que no tiene mucho sentido hacer esta actividad si los alumnos
ya han leído los comentarios de sus compañeros, cierto es, pero en mi caso
contamos con varios cursos, en concreto tres octavos, y podríamos entregar los
textos de clases diferentes, porque además todos los alumnos se conocen entre
ellos por haber coincidido en una y otra clase optativa.
Por mi parte otro problema que le veo a esta herramienta, y que el autor
menciona apenas por encima, es que los alumnos pueden sentirse cohibidos a la
hora de escribir este tipo de textos en un espacio público. Estaríamos llevando
el típico miedo que produce la expresión oral, el miedo al error y a que los
demás se rían de lo que estamos produciendo, incluso a cometer errores muy
básicos, a la expresión escrita que siempre había sido algo más privado. Quizá
en mi caso no sería la herramienta que usaría en un primer nivel o contacto con
los escritos en línea, más bien la dejaría reservada para cuando los alumnos
hayan tomado más contacto con este tipo de actividades.
Wikis
A estas alturas todos sabemos cómo funciona esta herramienta. Siendo esta
colaborativa parece la opción ideal para que nuestros alumnos, de manera
conjunta, escriban textos y se corrijan unos a otros desde la comodidad de su
ordenador, evitando así uno de los principales problemas que mencionábamos más
arriba que es la falta de tiempo en las aulas.
Como el autor menciona la idea de trabajar de forma colaborativa ayudaría
mucho al aprendizaje de nuestros alumnos si conseguimos solventar las posibles
dificultades que surjan, como que los alumnos entiendan el concepto de autoría
colaborativa y pierdan el miedo a retocar lo de otros. Además, parece la
herramienta ideal para controlar y corregir lo que nuestros alumnos han hecho,
ya que nosotros también podemos colaborar con ellos, e incluso esto podría no
ser necesario si los alumnos aprenden a corregirse mutuamente, de una manera
más dinámica. A la hora de evaluarlas también nos ahorrarían muchos problemas
ya que como el autor menciona podemos ver el resultado de todos los grupos en
comparativa, ver la aportación de cada integrante del grupo, y ver la evolución
que han ido llevando en la escritura.
Sin embargo, no consigo olvidar los inconvenientes que esta herramienta
tiene, que para mí son más que las ventajas. Como ya he dicho muchas veces,
creo que lo principal es que el profesor se sienta cómodo con lo que está
llevando a clase, y yo no me siento así con las wikis.
Quizá me equivoque y si estáis leyendo esto me gustaría saber vuestra
opinión, pero me parece que como pasa muchas veces, esta herramienta sería de
aquellas que teóricamente son una maravilla y parecen ideales, pero que todavía
no están lo suficientemente desarrolladas para que funcionen al 100% en el
nivel educativo.
En mi experiencia trabajando con ellas siempre he tenido algún problema: no
se ha guardado correctamente lo que uno de los participantes ha escrito; en
muchas no puede haber trabajando dos participantes a la vez y esto hace que
tengan que estar siempre coordinándose en tiempo; si falla la conexión corremos
el riesgo de perder todo lo que se ha escrito; y al ser un texto común podemos
estar corrigiendo estilo eternamente, porque a cada uno de nosotros nos gustan
las cosas redactadas de una manera.
Vistos estos problemas creo que yo no podría llevar esta herramienta a mi
aula. Aunque quizá en algún momento, en el que la competencia digital de mis
alumnos esté mucho más desarrollada pueda animarme.
Redes sociales
Como el autor menciona, incluso con los adolescentes, las redes sociales
son algo tan frecuente y cotidiano en la vida de nuestros alumnos que, según mi
punto de vista, estamos perdiendo el tiempo si no los usamos. Creo que este ha
sido el primer punto del artículo en el que he coincidido plenamente con lo que
el autor propone. Me parece que esta es la herramienta con la que más se cumple
la idea de que aprendemos en cualquier momento, es en la que más presente está
ese aprendizaje invisible o ubicuo. Además, en el caso de los adolescentes
contamos con una ventaja aún mayor: Qué alumno no querría decirle a sus padres
“no papá, no estoy perdiendo el tiempo en Instagram
estoy haciendo los deberes.” Tenemos aquí la excusa ideal para que nuestros
alumnos quieran hacer los deberes. Asimismo, como los textos que se escriben en
estas redes sociales son más bien cortos, los alumnos no sentirán ese miedo a
ser leídos, porque la posibilidad de cometer errores se reduce
enormemente. Coincido además con el
autor en que estas redes sociales, nunca mejor dicho, tejen esas redes entre
alumnos, no solo los nuestros como pasaría con los blogs sino entre alumnos de
diferentes colegios, ciudades e incluso países, si pudiésemos ponernos de
acuerdo entre diferentes profesores para que nuestros alumnos entablen más
relaciones.
Creo
que en mi caso esta sería la herramienta ideal para empezar a perder el miedo a
la escritura en línea y para empezar a motivar a nuestros alumnos poco a poco a
escribir cada día un poco más.
Fotografías obtenidas de https://pixabay.com/es/
Artículo comentado: Araujo Portugal, J. C. (2014). El uso de blogs, wikis y redes sociales en la enseñanza de lenguas.EDUTEC, Revista electrónica de tecnología educativa, nº 49.